La
primera obra elegida es del artista Santiago Cárdenas en óleo sobre lino
titulada la caja de cartón (1981), en la historia del arte de occidente, la
tradición abstracta explora procedimientos mediante los cuales un artista cubre
un lienzo y puede crear una imagen expresiva sin recurrir a referencias de la
realidad. Sin embargo, en esta obra el artista pareciera incursionar en la composición
geométrica como componente intrínseco de la pintura, usando como referencia la
imagen de un cartón doblado que pinta de manera tan realista que engaña la
mirada. Pronto el artista se vuelve un pintor
cuya técnica la crítica empezó a describir como aquella que se enfoca en
que un cuadro, en su conjunto o en algún detalle, esté pintado con la intención
de producir un efecto de realidad exacta que engañe al espectador. Las cosas se
ven tan reales que la gente se equivoca y trata de asirlas. Cárdenas pinta
entonces persianas, cajas de cartones cerrados y aplanados, telas y tableros,
muchos tableros.
La caja de cartón
Autor: Santiago Cárdenas
Técnica: Oleo
sobre lino
Dimensiones: 97.3x112.8cms
Año (creación o publicación): 1981
Continúo el recorrido y
me encuentro con una obra de María de la Paz Jaramillo en óleo sobre tela titulado
Cada noche un amor (1980), en la obra el artista enfoca color fuertes propios
del pop art aparecen las distorsiones creadas en los cuerpos por los colores de
la noche y las luces artificiales. La artista describe los encuentros y
relaciones que están mencionados por estos escenarios sociales sin embargo,
paradójicamente, las mujeres de María de
la Paz no son exactamente víctimas pasivas de la mirada y el ideal masculino.
Más bien parecen juguetear con él. La mascarada, el hecho de disfrazarse del
objeto sexual ideal, no es una simple sumisión sino una manera de tomar la
sartén por el mango. Encarnan el estereotipo pero hay una conciencia al
hacerlo, al asumirlo como un código, una representación, una máscara que se
quitan y se ponen. Una acción que realizan ellas mismas, no los otros. Son
mujeres que conocen la feria de las vanidades, el performance de los sexos, el
consumo de las imágenes femeninas, el género como teatralización. Pero no padecen estos presupuestos como una
imposición, sino que los disfrutan y los replican voluntariamente, con placer.
Ellas saben cómo miran los hombres, saben qué quiere esa mirada y la complacen
siguiendo sus reglas del juego, pero sólo para obtener lo que se proponen.
Cada noche un amor
Autor: María de la Paz Jaramillo
Técnica: Óleo
sobre tela
Año: 1980


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